Esta cinta producida por M. Night Shyamalan tiene algunos aciertos, contados, y que se van desvaneciendo conforme avanza el metraje. Cinco desconocidos quedan atrapados en el ascensor de un edificio, ya observado por la policía a causa de un suicidio. El investigador a cargo del caso vive apesadumbrado por la muerte de su esposa e hijo en un accidente de tránsito, razón por la cual se ve afectado en su trabajo por esta situación afectiva. En este contexto, es atrapado por el relato de un vigilante de ascendencia mexicana, quien le dice que en su pueblo, su madre le contó la historia del regreso corpóreo del diablo y que, al parecer, tiene relación con los sucesos del ascensor.

La cinta se desarrolla sobre una idea del mismo Shyamalan, del regreso en forma humana del diablo, que viene a cobrar vidas de aquellos que han merecido una invitación al infierno. Lo mejor de la cinta es su comienzo, tomas invertidas de Filadelfia, como una materialización «directa» del mundo al revés, un cielo de rascacielos, paisajes de edificios que poco a poco logran la abstracción, dando la intención del viaje del diablo desde las profundidades de la tierra. Pero, lo que también resulta interesante – o  risible- es esta idea del diablo que viene a la tierra a dar lecciones de moral, a buscar la justicia que Dios se ha ahorrado.

En La reunión del diablo se nota la mano de Shyamalan, sobre todo en los primeros minutos, pero luego la cinta vira, imagino que por su culpa, hacia una idea trascendental del perdón y la compasión que resulta manida. La reunión del diablo me recuerda a Identity de James Mangold en sus trampas y vacíos.

Es una película quizá algo corta, pero un buen preámbulo para lo que viene, ya que ésta es la primera parte de una saga.

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